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lunes, 27 de abril de 2020

El valor de lo imperfecto. Kintsugi.



El kintsugi es una poderosa metáfora de la experiencia humana.
Somos el resumen de nuestras experiencias y estás experiencias son las que nos permiten crecer.

Cometer errores es ser humano, sufrir daño es ser humano,lucir nuestras cicatrices con orgullo, es celebrar a la persona que hemos llegado a ser a lo largo de un viaje que se llenará de alegría y de tristeza. La una no puede apreciarse sin la otra.
Aquellos que tienen cicatrices y son conscientes del valor que tienen,se vuelven más poderosos gracias a ellas.
Este arte japonés nos recuerda que no es malo tener cicatrices, que es bello y nos hace humanos.

Y esto me conecta con una de las premisas de la Disciplina Positiva; ver el Error como una oportunidad de aprendizaje.
Darnos cuenta de nuestra propia humanidad y de que cuando tratamos de cambiar viejas herramientas, el miedo al vacío que deja ese hueco, al no saber que otra herramienta emplear, a veces, nos hace retroceder y volver a usar las antiguas .Es como cuando los niños aprenden a caminar, al principio van sujetos a todos los sitios y desde esa seguridad van hacía adelante, pero para seguir en su camino y descubrir nuevos espacios, ha de soltarse y ese proceso conlleva caídas. Los niños, se caen y se levantan y siguen...Loa adultos, a falta de curiosidad y llenos de miedos, tememos soltar lo conocido o creemos desde nuestro ser soberbio, que con leer o hacer un par de cursos, ésta todo aprendido. Y no, hace falta practicar y practicar, caerse varias veces y levantarse de nuevo, el proceso no es lineal, porque somos humanos y la vida es cíclica, por lo cuál, puede que en determinados momentos, nos veamos a nosotras mismas repitiendo patrones que creímos olvidados y es justo, en esos momentos, donde la mirada compasiva, nos ayudará a rellenar de oro nuestras grietas, como hacen con las piezas de cerámica.

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